El 11 de mayo de 1896, en el circo Parish de Madrid, se hicieron
por primera vez en España exhibiciones cinematográficas. En
octubre del mismo año Eduardo Jimeno Correas rodó el primer
documental español: Salida de la misa de doce de la iglesia del Pilar
de Zaragoza. La primera película con argumento que se rodó en
España fue Riña en un café dirigida por
Fructuós Gelabert en 1897. De todas formas a nivel temático la
cultura hispánica ya estuvo presente en producciones
cinematográficas realizadas por la casa Lumière como la
película de una corrida de toros a finales de 1895. Posteriormente se
filmararon la Puerta del sol de Madrid, la Plaza del puerto de Barcelona o la
llegada del tren de Teruel a Segorbe. En 1928 se realizó la primera
película sonora: El misterio de la Puerta del Sol. El primer
cineclub lo fundaron en Madrid en 1928 Luis Buñuel y Ernesto
Giménez Caballero. El primer éxito cinematográfico
español fuera de sus fronteras fue La aldea maldita (1929) de
Florián Rey y el tándem Buñuel-Dalí estrenaron
Un perro andaluz que se convirtió en un verdadero manifiesto
surrealista. El desarrollo del cine español se vió cortado por la
Guerra civil española. Al concluir la guerra civil muchos cineastas se
exiliaron. El nuevo régimen franquista instauró la censura,
impuso la obligatoriedad del doblaje al castellano de todas las película
extranjeras y potenció la producción de películas de
carácter propagandístico del régimen y de su
ideología nacionalcatólica. Durante la década de los
años cuarenta hay que destacar a directores como Ignacio F. Iquino,
Rafael Gil (Huella de luz, de 1941), Juan de Orduña (Locura de
amor, de 1948), Arturo Román, José Luis Sáenz de
Heredia (Raza, de 1942, con guión del propio Franco) y, sobre
todo, Edgar Neville. Durante esos años la productora CIFESA, creada en
1932, producirá diversas películas de carácter
histórico apoyadas por la dictadura y por un público que
tenía poco donde elegir.
El cine
español de los años cincuenta y sesenta
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"El cine
español actual es políticamente ineficaz, socialmente falso,
intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente
raquítico" I Conversaciones
Cinematográficas de Salamanca (1955). Juan Antonio Bardem |
Durante los años
cincuenta se crearon los dos festivales de cine más importantes de
España:
Festival Internacional de Cine de San Sebastián
(1953) y la "Semana de cine religioso de Valladolid" (1956) que posteriormente
pasará a llamarse
Semana
Internacional de Cine de Valladolid o Seminci. Los cambios políticos
que se van operando en España durante los años cincuenta hacen
desaparecer parcialmente las películas de claro carácter
propagandístico buscando productos de consumo. En 1956 la
película Marcelino pan y vino del director húngaro
Ladislao Vajda encontrará el filón de los niños prodigio
apareciendo actores como Joselito, Rocío Durcal, Ana Belén,
Marisol (Pepa Flores) y las gemelas Pili Mili. Junto al inicio de este tipo de
comedias con niños protagonistas se originará una corriente
cinematográfica muy influída por el neorrealismo italiano
(Vittorio de Sica, Roberto Rosselini etc.) que paralelamente a la literatura
española de la época claramente neorrealista se convertirá
en el referente moderno de la cinematografía española,
exactamente como en el mundo literario. De esa corriente hay que destacar a
magníficos nuevos directores como Antonio del Amo, José Antonio
Nieves Conde y su Surcos (1951), Juan Antonio Bardem con Muerte de un
ciclista (1955) y Calle Mayor (1956), Marco Ferreri -director
italiano, pero con una muy sólida filmografía española-
con Los chicos (1958), El pisito (1959) y El cochecito
(1960), y Luis García Berlanga con Bienvenido, Mister Marshall
(1952), Calabuch (1956), Los jueves, milagro (1957) y, sobre
todo, Plácido (1961) y El verdugo (1963). Junto a estos
jóvenes directores aparecerá en escena uno de los mejores
guionistas del cine español: Rafael Azcona.
Durante el curso de 1947-48 se fundó en Madrid la "Escuela
Oficial de Cine" (se cerró tras el curso de 1974-75) y a partir de los
años sesenta se vio el papel interpretado por la mencionada escuela en
la formación de los cineastas españoles. Hay que señalar
que aunque la intención del régimen era la de crear profesionales
vinculados al régimen los resultados fueron los contrarios. De entre sus
estudiantes surgieron directores muy críticos contra el franquismo y en
muchas ocasiones vinculados a organizaciones políticas de izquierdas por
aquellos años prohibidas. Serán los casos de Carlos Saura -el
director más importante de todos ellos- con La caza (1965), Mario
Camus y su Young Sánchez (1964) o Miguel Picazo con La
tía Tula (1964). Paralelamente a los estudiantes de la Escuela
Oficial de Cine hay que resaltar a dos directores que tuvieron una gran
relevancia, por una parte el director y actor Fernando Fernán
Gómez que en 1964 dirigió El extraño viaje (1964) y
por otra Jaime de Armiñán con sus Mi querida señorita
(1971) y Jo, papá (1975). En Barcelona durante los
años sesenta se creó la llamada "Escuela de Barcelona" muy
cercana a la llamada "Nouvelle Vague"
francesa. De esa corriente cinematográfica hay que mencionar los nombres
de los directores Jaime Camino y su película satírica contra el
cine turístico-playero Los felices sesenta (1964), Vicente Aranda
con su Fata Morgana (1965) y Gonzalo Suárez y su cortometraje
Ditirambo vela por nosotros (1966). Como
ya vimos en la introducción durante los años setenta se
desarrollaron dos tipos de películas que tradicionalmente se han
clasificado como comedias del "destape" y del "Landismo", de las primeras
más vale olvidarse, en realidad fueron un producto de la
represión sexual existente en la España de los setenta. En cuanto
a las comedias del "Landismo" creo necesario mencionar la película de
José Antonio Bardem El puente (1976) muy ajena a muchas de las
comedias landistas realizadas de 1968 a 1978 en las que la anécdota era
siempre la misma: español, moreno, bajito y reprimido sexual frustrado
en la España de Franco o con crisis de identidad. Hacia el final de la dictadura se produjeron magíficas
películas como Canciones para después de una guerra
(1971/76) de Basilio Martín Patino o El espíritu de la
colmena (1973) de Víctor Erice o Pim, pam, pum, fuego (1975)
de Pedro Olea. |
El
misterio de la Puerta del Sol (1928) |
Un perro andaluz
(1929) |