"SERÁ porque el amor tenía entonces
el color de las lámparas de gas
y yo tan poco años que miraba
caer en las hamacas
una lenta experiencia de cansado
septiembre..."
Luis García Montero (1958) "Paseo marítimo". De El jardín extranjero, 1983


Los años ochenta.
Los nuevos narradores se van a formar como autores en la nueva democracia española en su fase de del modelo democrático y de la función política (corrupción en la socialdemocracia) así como de la definitiva integración española en occidente (OTAN, CEE, etc.), es la época denominada del «». No formaron, pues, parte de la generación de los y realistas sociales a los que conocieron en las aulas universitarias ya que todos asistieron a ellas. Para esta generación las técnicas de Tiempo de silencio, Volverás a Región o La Saga/Fuga de JB no presuponen una ruptura con su obra sino que la anteceden. Son los principios de su obra. En otras palabras, el conocimiento de la literatura de la posguerra no será directo sino . Los problemas técnicos de la narración se inscriben en un fenómeno internacional, abierto, y no en ruptura como el conductivismo y el objetivismo. El propio hecho de vivir en democracia supone que sean conocedores, sin censuras, de todo lo que se publica a nivel mundial. Casi todos ellos han cursado estudios académicos y han establecido contactos con estructuras académicas extranjeras. Muchos de ellos se dedican a la docencia lo cual ha facilitado el solapamiento de los grupos de críticos y autores, ya que muchos de ellos actúan como críticos literarios de otras obras o de las suyas propias y algunos críticos, siguiendo el ejemplo de Umberto Eco, actúan como escritores. Además todos ellos tiene vinculación, en una u otra medida con los medios , lo que les permitirá conocer el de los «media». Por último las voces de los autores de esta generación es una voz un «YO» que lo subjetiviza todo, que desea subjetivizarlo todo. Y los temas serán íntimos, personales, individuales. Por último los paisajes serán los ciudadanos, en los dominios en los que el individuo es sólo él mismo y está consigo mismo (caso paradigmático es el de Juan José ). El mundo se sentimentaliza, lo "exterior" existe en la medida en que deja huella. Ahora bien es un y una introspección que lo que privilegia es el momento en el que el individuo, ante los demás o ante la realidad, debe dar una respuesta personal.
La nueva narrativa no pretende ser ni original, ni vanguardista, ni brillante. El tono discursivo suele ser el de un diálogo personal de un individuo que le habla a otro, que comprende la singularidad del lector. En cuanto a su estilo, no admite preceptivas y actúa como en lo que concierne a la elección de tradiciones, vanguardias etc... literarias.
La generación de los ochenta inciará la actitud posmoderna en la literatura española como respuesta al experimentalismo lingüístico de algunos de ellos. Al utilizar el término "" nos referimos a lo definido por Umberto Eco en sus Apostillas al nombre de la rosa aplicado a la literatura y su historia: "La respuesta posmoderna a lo moderno consiste en reconocer que, puesto que el pasado no puede destruirse -su destrucción conduce al silencio-, lo que hay que hacer es volver a visitarlo; con ironía, sin ingenuidad." (2000:74)
Si podemos caracterizar brevemente a dicha generación podríamos decir que es junto con algunos autores del 68 la primera conscientemente intertextual desde la Guerra . La primera que busca un lector absolutamente cómplice capaz de descodificar el código intertextual propuesto.

7 Novelas españolas de los ochenta
Fernández Cubas, Cristina: El año de gracia, Barcelona, Tusquets, 1985
García Morales, Adelaida: El silencio de las sirenas, Barcelona, Anagrama, 1985
Llamazares, Julio: La lluvia amarilla, Barcelona, Seix Barral, 1988
Marías, Javier: Todas las almas, Barcelona, Anagrama, 1989
Millás, Juan José: El desorden de tu nombre, Madrid, Alfaguara, 1988
Muñoz Molina, Antonio: El invierno en Lisboa, Barcelona, Seix Barral 1987
Vázquez Montalbán, Manuel: Galíndez, Barcelona, Seix Barral, 1990