En/ tan/to/ que/de/ ro/sa_y | a/zu/ce/na
se/
mues/tra/ la/ co/lor/ en/ vues/tro/
ges/to,
y/ que/
vues/tro/ mi/rar/ ar/dien/te,_ho/nes/to,
en/cien/de_al/
co/ra/zón/
y/ lo/
re/fre/na;
y en tanto que el cabello, que en la
vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el
hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y
desordena:
coged de vuestra alegre
primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de
nieve la hermosa cumbre;
marchitará la rosa el viento
helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer
mudanza en su costumbre.
Garcilaso de la Vega (1501-1536)
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